lunes, 4 de febrero de 2013

MUY PRONTO: MALACASÍ, LOS CANTOS PERDIDOS DE FEDERICO DÍAZ TINEO

 
Federico Díaz Tineo








 
 
Un nuevo libro sobre la tierra que lo vio nacer, viene preparando el profesor y literato piurano Francisco Díaz Tineo. Versará sobre las aves que un día sobrevolaron Malacasí y que por "obra y gracia" de la mano del hombre se han ido ausentando de este poblado perteneciente a Morropón, Piura.
La obra, en plena preparación, llevará el sugestivo título de Malacasí: Los cantos perdidos y según su autor es un llamado de atención a las autoridades que permiten que los pájaros se vayan ausentando de la zona como consecuencia de dejarlos sin espacio, “porque poco a poco a les estamos robando su habitat”
Y el proceso de extinción de las aves de la tierra de Fico Díaz, como lo llaman sus íntimos, empezó cuando…
 
Al dueño de la hacienda Malacasí
Se le ocurrió fumigar sus algodonales
Con avioneta y potente DDT
Y murieron muchísimos pájaros
Pero nadie dijo nada.
Luego vinieron unos malos
Con hachas y sierras eléctricas
Y arrasaron con faiques,
Hualtacos y guayacanes
De Malacasí.
Y nadie dijo nada.

Luego vinieron otros más
Malos todavía,
Con redes y jaulas y atraparon 
A casi todos los pájaros de los
Bosques y chacras de Malacasí
Y nadie dijo nada.
Por eso ahora solo nos queda escribir
En el silencio de los campos desforestados
Los Cantos de los pájaros perdidos.

En Malacasí, los cantos perdidos, su autor recuerda sus días de adolescente, cuando iba al campo con sus amigos de aquel entonces y escuchaba “el tac, tac, tac, tac, tá de su lindo pájaro carpintero”, ave laboriosa que taladraba hasta los más duros hualtacos.

PÁJARO CARPINTERO
Con tus colores rojo, gris negro,
Y tu pico poderoso,
tac, tac, tac, tac, tá.
Rompías la soledad infinita de
los  campos de Malacasí ,
taladrando incansable
los más duros hualtacos.

Gracioso pajarito de penacho rojo.
Avecilla laboriosa,
fino artista de la campiña,
dueño de todos los bosques
pintura voladora.

Curvando rauda los aires,
ibas feliz derramando alegría
por todos los rincones.
Pero un día funesto
Triste y artero,
Se llevaron tu bosque
Dejándote  sin trabajo
y sin casa,
Mi lindo pájaro carpintero.

El pájaro constructor, el Chilalo, ave que siempre aparece en los cuentos y leyendas del escritor chulucanense Carlos Espinoza León, también es protagonista de esta nueva obra de Federico Díaz.
 

EL CHILALO
Chilalito marrón blanco
Del campo, campo campero
Dueño de los algarrobos
Donde construye su ollero.
No se  enfade con  los hombres
Ni de la cólera muera
Estirando sus patitas
Cuando talen su madera.
Siga usted mi chilalito
alabando al Dios supremo,
A las seis de  la mañana
Y al terminar su faena.
Chi, la, lá, siga cantando
Chilalo campo campero
Despertando a los labriegos
de Malacasí que quiero.
No te ausentes   Chilalito
Porque si lo haces, me muero.

Otro de los pájaros que siempre alegraron los amaneceres de las familias de Malacasí  y que hoy su canto es casi lejano, es “devuelto” a casa en la pluma de Federico Díaz Tineo. El trinar de la Soña o Alondra o Calandría, como la llaman en otras latitudes, encantó la infancia dulce de los malacasinos
LA CHISCA O SOÑA.
Chisca, chaucato, calandria
 Alondra  te descubrí.
Pero Soña te conocen
En todo Malacasí.
Por todos los overales
De florcitas amarillas
Construías tus niditos
Silbando tus estribillos.
Soñita  patitas largas
Y colita abaniquillo
Te estas quedando sin casa
Sin cantos y sin silbidos.
Chisca de mi infancia dulce
Chao, chao, nos dice tu trino
Como un adiós lastimero
Pues ya no existe tu overo.
En Malacasi que quiero.
 

Federico  Díaz acaba de publicar Malacasí, retratos en blanco y negro, obra que se presentó, el jueves 20 de diciembre del 2012, en la Plaza de Armas y que resumió Raúl Fernando Moscol León, decano del Colegio de Periodistas de Piura-Consejo Regional de Piura.

Raúl F. Moscol León, al centro, presentó en la Plaza de Armas de
 la tierra de Federico Díaz, derecha, el libro Malacasí: Retratos en blanco
 y negro. También aparece en la mesa de honor el destacado abogado
 Marco Saldaña. Fue el jueves 20 de diciembre del 2012.
 

viernes, 21 de diciembre de 2012

MALACASÍ: RETRATOS EN BLANCO Y NEGRO


Malacasí: Retratos en blanco y negro es la última obra del licenciado en educación Federico Díaz Tineo, natural del centro poblado que da nombre al libro y que pertenece al distrito de Salitral, Morropón. Fue presentada el jueves 20 por Raúl Fernando Moscol León, Rafemole, decano del Colegio de Periodistas del Perú-Consejo Regional de Piura, en la plaza de Armas, a las cuatro de la tarde.
El libro, de 152 páginas, narra una serie de anécdotas y hechos curiosos ocurridos en Malacasí, que el autor ha recogido con el correr de los años y que se animó a publicar para que no queden en el olvido,como la Muerte al Amanecer de don Delfín Carrasco y Lo que le sucedió a Pedro el diablo.
También, Federico Díaz, recoge la historias de doña María Véliz, mujer corajuda que hizo de Malacasi un pueblo lleno de alegría y de Teodoro Abraham Díaz Calonje, padre del autor de la obra que, procedente de Lima, terminó jubilándose como ejemplar trabajador del Ministerio de Agricultura.
En total son 34 relatos que han brotado de la pluma de Federico Díaz, entre los que anotamos El secreto de don Nicolás Tineo Ríos, El curandero Pablo Becerra, Los tres diluvios en Macalasí: 1925, 1953 y 1983, La Zapata blanco Clara Briceño y Amores eternos.
Federico Díaz Tineo nació en Malacasí, en 1945. Es licenciado en Educación, especialidad Lengua y Literatura, de la Universidad Nacional mayor de San Marcos y actualmente es Gerente General de la Asociación Editorial Bruño.
Él ha publicado, entre otras obras: Supervivencia de la Literatura Quechua en la Literatura Peruana, Antología de la poesía peruana y universal para los maestros del Perú, Literatura griega: Los dioses del Olimpo y otras deidades, Literatura griega: Las aventuras de Hércules y otros semidioses y héroes, Literatura andina: El Dios peregrino, en coautoría con Cronwell Jara.



lunes, 17 de diciembre de 2012

RÓMULO LEÓN ZALDÍVAR


ESCRIBE: RAÚL FERNANDO MOSCOL LEÓN

Don Rómulo León Zaldívar fue un hombre de dos siglos. Nació faltando l5 años para el 900, pero ni las dos guerras mundiales, ni los conflictos con el Ecuador que le tocó vivir rompieron su tranquilidad de hombre de campo.
Le impresionó, eso sí, el terremoto del 24 de julio que azotó Piura en 1912, las lluvias torrenciales del 25 y bebió de fuentes históricas para nutrirse de todo lo que significó, verbigracia, en 1883 la invasión de los chalacos, habitantes de la serranía de Piura, que por problemas de tierras, intentaron saquear y destruir nuestra ciudad. 
Los levantamientos de los caudillos que antes y después de su nacimiento en l885, intentaron apoderarse del poder y se enfrentaron en luchas fatricidas por el gobierno del Perú, calaron hondo en el espíritu bucólico de León Zaldívar. 
Los hechos históricos de la naciente república los relacionaría, después, con los protagonistas de sus cuentos y relatos que sobre el bandolerismo en el Alto Piura y las costumbres de los pueblos de Morropón y Chulucanas, escribió hasta el día de su muerte. 
Don Rómulo empezó a vivir en la "aldea", así llamó a Piura don Enrique López Albújar, el 11 de mayo de 1885 y no en 1886, como hasta ahora siempre se creyó. El hallazgo de su partida, desempolvada después de más de un siglo, revela que vio por primera vez la luz del día en la calle Arequipa, casa de la señoritas Cerro, signada en la actualidad con el número 382. 
Poco se sabe de su infancia y niñez, pero sabido es que debido a la buena posición económica de su familia no paso penurias, más bien recibió todo tipo de atenciones y cuidados de sus padres, don Rodolfo León y León y doña Teodora Emilia Zaldívar y Valdivieso de León. 
Las primeras letras las aprendió en la escuela de de la reconocida maestra Sixta Rosa Jimémez y luego estudió primaria en el "Colegio Lancáster" que regentaba don Ignacio Sánchez y en el "Instituto Piurano" del doctor Emilio Espinoza López, que además de desempeñar la función de director, dictaba clases de Gramática y Literatura.
Una vez concluida la primaria, el adolescente Rómulo León Zaldívar partió un buen día a la capital de la república para cursar su secundaria, primero en el reconocido "Colegio de Lima" y posteriormente en el centenario "Colegio Nacional Nuestra Señora de Guadalupe". 
En el plantel de la famosa "G" conoció a Felipe Cossio del Pomar, que con el correr de los años se convertiría en un famoso pintor y escritor. Los unió una gran amistad, nacida al calor guadalupano y cultivada a través del tiempo por sus aficiones semejantes y, sobre todo, por ser ambos piuranos. 
El estudiante guadalupano, en las horas que no asistía a su colegio, iba a la Academia "Concha" para aprender dibujo y pintura, otra de las aficiones de quien sería más tarde un renombrado escritor de cuentos, relatos históricos e investigador minucioso de las familias primigenias de Piura. 
Pero, cuando intentó ingresar al mundo de la paleta y los colores, la matrícula estaba cerrada, sin embargo el tradicionista Ricardo Palma -director de la academia- lo admitió, según el propio Rómulo León Zaldívar, diciéndole: 
-Por ser piurano te voy a extender una matrícula extra, pueda ser que haya otro Merino. 
Cuenta León Zaldívar en "El Tiempo": 
"Posteriormente ingresaron a la academia, el después afamado caricaturista Málaga Grenet y los dibujantes Casteró, Lostanau, Cueva y otros; pero no así Cossio del Pomar, el que manifestó su disposición al arte pictórico de manera casual". 
El primer dibujo que hizo el hoy laureado y desaparecido pintor y escritor morropano, se lo entregó Felipe Cossio del Pomar a Rómulo León Zaldívar en las aulas guadalupanas. Era un barco de guerra, de aquellos que participaron en el conflicto ruso-japonés. 
"Con este motivo, en las cajas de cigarrillos comenzaron a aparecer como obsequio al consumidor, unas figuritas que representaban los buques de guerra de las armadas de los países beligerantes... Cossio cogió una de ellas y en un pedazo de papel, hizo una copia exacta de un acorazado impreso en la cajita y me obsequió sonriendo, como siempre, ese dibujo... Al márgen del cuadrito, anoté las circunstancias en que lo recibía y lo guardé entre las hojas de un libro". 
Rómulo León Zaldívar quiso ser abogado. Su tutor y tío, don Federico León y León se quedo con las ganas de matricularlo en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, pues una dolencia de raíz nerviosa, lo hizo retornar a su terruño e internarse en los campos de la Hacienda "Huápalas", fundo de propiedad de su familia ubicado en Chulucanas. 
Durante el tiempo que estuvo enfermo, leyó los libros básicos de los clásicos. También se dio tiempo para leer las novelas y poemas de Miguel de Cervanes Saavedra, Víctor Hugo, Alejandro Dumas, Lope de Vega, Quevedo, José Santos Chocano, Abelardo Gamarra, Manuel Ascensio Segura y Enrique López Albújar, a quien consideró. antes que narrador, poeta. 
Hacienda Huápalas
Trabajó en la hacienda "Huápalas" como administrador hasta 1936, en que "el fundo es cedido a los señores Barúa Ganoza", según me contó, hace un buen tiempo, Valerio León Mendoza, en ese entonces el único hijo vivo de la primera familia de León Zaldívar. 
Don Rómulo, en mula o a caballo, salía de "Huápalas" para cobrar a los que adeudaban por licencias de chicha, arriendos de plantío de frutales, potreros, pisos de casa, orillas y camaricos. En esta tarea demoraba hasta seis meses, según se deduce de la planilla de pagos. 
En los viajes por los predios de "Huápalas" y "Ñómala" siempre llevaba consigo su cuaderno de apuntes y en él anotaba las costumbres del pueblo, la práctica de la brujería de los lugareños y las historias de los bandoleros, que le contaban los campesinos. 
Es por aquel entonces que empieza a dar forma a sus cuentos y envia sus colaboraciones, primero al periódico "Nueva Era", donde escribía bajo el nombre de Modesto, y luego al diario "La Industria" donde es acogido con entusiasmo por la calidad y expectativa que creaban sus poemas, relatos de bandidos, aparecidos, brujos y sobre todo, sus cuentos. 
En manuscrito, como Homero, remite sus narraciones al diario "La Industria", donde Néstor Samuel Martos Garrido, su Director, las acoge y publica, primero, con el seudónimo de Baltazar Corrihuela y al conocer quién se escondía tras él, ordenó firmar los cuentos con su verdadero nombre: Rómulo León Zaldívar. 
En la década del sesenta empieza a escribir sus cuentos en el diario "El Tiempo", que por aquellos años se imprimía en tamaño standart y por mediación del doctor Federico Varillas Castro, el entonces director del periódico, don Víctor Helguero Checa, acepta pagarle 30 soles por artículo.


Don Rómulo no dejó un sólo domingo de publicar sus cuentos de bandoleros, relatos históricos y hechos anécdoticos de la Piura del siglo XIX. Incluso, un día antes de su muerte, envió su colaboración al diario y dejó escrito un relato más, que apareció en la edición del domingo l2 de octubre de 1969. 
Rómulo León Zaldívar nunca se casó, pero dejó cuatro familias. Fueron sus hijos: Alfredo, Ricardo, Rómulo, Teodoro, Valerio y José Enrique León Mendoza; Reynaldo, Ramiro, Elena y Martha León Palacios; Juana y Daniel León Labán y María de la Cruz León Castillo. 
Los diarios de la localidad dieron cuenta del falleciento del escritor piurano el domingo 5 de octubre. "La Industria"y "Correo" publicaron sentidas notas sobre la desaparición de Rómulo León Zaldívar, a las edad de 84 años. 
Sólo un libro -"Cuentos Piuranos"- publicó Rómulo León Zaldívar en vida. Estos relatos formaron parte del Primer Festival del Libro Piurano, conjunto de siete volumenes, que se editaron en octubre de 1958, "como una ofrenda del hombre piurano a sus hermanos del Perú". 
Los "Cuentos Piuranos" de León Zaldívar es la sexta obra del I Primer Festival del Libro Piurano. Contiene 23 narraciones, seleccionadas por el abogado, poeta y escritor, Federico Varillas Castro, distribuidas en 200 páginas. No tiene prólogo. Solo una pequeña presentación, la misma que aparece en todos los tomos de esta colección. 
El conjunto de relatos de don Rómulo que aparecen en esta obra son:
1 -La cruz del niño
2 -Cornelio era adivino
3 -La herencia de Antonio
4 -La vuelta de Vicente
5 -El judío errante
6 -¡Nico, dame la mano!
7 -!Velay, don Chirita!
8 -El vuelo de los cóndores 
9 -Unos mueren cantando y otros...
10-Una cuestión de amor 
11-Cuando canta el ya acabo 
12-Iban de urgencia 
13-Un Juzgado de Paz 
14-El doctor Tricófero 
15.El doctor nuevo 
16-El camino de tres Juanes
17-El caballo perdido
18-Te voy a dar una cosa
19-No se había equivocado 
20-La laguna Quiroba 
21-Nobleza yanacona 
22-Las culpas del teléfono 
23-Dos valientes
En suma, don Rómulo fue un prolífico escritor, cuya obra diseminada en los diarios y revistas de la época se puede resumir en:
I OBRAS PUBLICADAS
1. Cuentos Piuranos: 1er. Festival del Libro Piurano, 1958
2. Dos Hermanos: El Tiempo, 1952
3. Otros Cuentos: La Industria, 1940
                            El Tiempo, 1960
                            Revista Piuranidad, 1958
4. Relatos Históricos y Anecdóticos: La Industria, 1940
                                                       El Tiempo, 1962
                                                       Revista Piura, 1955
5. Familias Patricias: Época, 1966
6. Poesías: La Industria y El Tiempo.
II. OBRAS INÉDITAS
1. El Piloto y el Bachiller: Guión cinematográfico
2.  Léxico de Piuranismos: Voces propias del Alto Piura.

EL MAESTRO DE LÓPEZ ALBÚJAR

Escribe: RAÚL F. MOSCOL LEÓN 

Enrique López Albújar vivió, según lo cuenta en su libro autobiográfico "De Mi Casona", una odisea escolar durante su niñez en nuestra ciudad, lar al que llegó “días antes que estallase la guerra del 79, una mañana, al son de los tambores y las cornetas de las tropas que se ejercitaban en la plaza“. Arribó de Morropón para vivir con sus abuelos en la casona, vivienda que el paso del tiempo destruyó en la década del 80. Hoy, en su lugar, se levanta el Banco Continental, en pleno centro de la aldea. Así llamaba a Piura don Enrique. 
El autor de “Matalaché” empezó a estudiar en el colegio del maestro Piedra. Aquí conoció el látigo de tres lenguas,“un viejo gruñón y malvado, que por cualquier cosa mordía las nalgas de los niños”-, y la palmeta, “hembra taimada, carrilluda, glotona que se desvivía por sentir el estremecimiento y el ardor de las manos que tundía”. 
Después paso al colegio de Váscones, docente considerado como el terror de los mozos levantiscos y holgazanes, de aquel entonces. Al morir tempranamente su segundo maestro, Enrique López Albújar llegó al Colegio Nacional San Miguel, dirigido durante la guerra con Chile por Guillermo Ruidías. En el viejo claustro duró poco tiempo. No asimiló la disciplina, casi militar, que existía en el centenario plantel. 
“El Patriarca de las Letras Peruanas” recaló, después, en el centro educativo particular que formaron Guillermo Ruidías y Nicanor Arrunátegui. Asistió, luego, al Instituto Grau y antes de culminar su odisea escolar en el plantel de Mister Weiser -“una especie de invernadero para cierta clase de plantas delicadas y selectas”, como “los Helguero, Cueva, Navarrete, Seminario, Schaefer, Hilbck”-, estuvo en la escuela del señor de las tres tes: Tomás Teodoro Tejerina. 
Es decir: el espíritu rebelde de López Albújar, que años más tarde lo reflejaría en cada una de sus obras, lo llevó de colegio en colegio durante su primaria hasta que al fin conoció al maestro de sus sueños, pues ninguno de los educadores que tuvo en Piura caló tan hondo en él como Nicanor Calderón, un ecuatoriano nacido en Ambato, que llegó hasta la tierra del tondero, Morropón, “en los tristes y luctuosos días de nuestro desastre nacional y en horas en que la invasión chilena salpicaba también de sangre y oprobio las frentes piuranas al paso de sus botas”. Llegó, no como perseguido político, sino como “víctima de una enfermedad traidora e implacable”. 
De él, dice don Enrique en sus “Memorias”: 
"Me parece ver a mi inolvidable maestro trajeado invariablemente de dril blanco y sin mácula, alardeando de alta pulcritud en un medio donde la porquedad callejera parecía desafiarla... Sus ojos estaban siempre derramando bondad y tolerancia sobre las cabecitas infantiles y rara vez el rayo de la indignación o el azote de la reprimenda... Era tan hermoso de alma como de cuerpo; ni un desdén, ni una ofensa, ni una brutalidad, ni un asomo de pedantería. Todo lo contrario del clásico maestro de escuela, cuyos aforismos pedagógicos se sustentaban entonces en el látigo, la palmeta, la amenaza y la rutina". 
Don Enrique recuerda que Nicanor Calderón era un educador lleno de una riqueza moral inagotable. El singular espíritu de justicia de este maestro jamás incurrió en una debilidad y complacencia. El óptimo, el bueno, el malo y el pésimo para quien lo merecía... Para el triunfador una frase cariñosa, para el vencido una frase de aliento y “si para el niño dócil y pundonoroso tenía una sonrisa, una frase elogiosa, para el torpe y levantisco tenía un consejo, una promesa, una represión en privado, un suave reproche y tal vez un poco de comprensión paternal”.
Enrique López Albújar nunca olvido al maestro que le “enseñó a amar la gloria”. Siempre lo visitaba, cuando retornaba a Morropón, de sus vacaciones de San Marcos, donde estudiaba derecho. Acudía a sentarse a la sombra del hogar de don Nicanor Calderón, en los días de soledad del educador y mientras veía que una lepra mutilante le devoraba la mitad de los pies y casi todos los dedos de la mano, pensaba solamente en la grandeza moral de este hombre, “cien veces más heroico que un héroe de batalla”, como muchos maestros de hoy. 

lunes, 10 de diciembre de 2012

LA LENGUA DE LOS PIURANOS

El Fondo Editorial de la Municipalidad de Piura acaba de publicar La lengua de los piuranos, una obra del recordado profesor y periodista Carlos Robles Rázuri, que ha sido rescatada del olvido por los estudiosos Juan Carlos Adriazola y Carlos Arrizabalaga.
La lengua de los piuranos, de 396 páginas, está divida en tres partes. La primera comprende palabras, ordenadas alfabéticamente, del habla piurana que Robles Rázuri publicó en el diario El Tiempo. También se incluye, modismos propios de nuestra zona. Finalmente, la obra reúne coplas, cumananas y décimas que recopiló, en su momento, don Carlos.
La obra inserta, además, la semblanza biográfica de Carlos Robles, vida que investigó Juan Carlos Adriazola y Carlos Arrizabalaga  hace un Estudio introductorio de La Lengua de los piuranos, que recoge palabras como acusete, arrequintar, chicula, chifles, chicote, ñija, pechereque, revejido, tamarindada, zafa, etc.
Entre los modismos figuran: El serrano si no es a la entrada, es a la salida, El hombre es fuego, la mujer estopa, viene el diablo y sopla, la misma china con diferente blusa, Lo llevan al anca y dice que el burro es trotón, etc.
Juan Carlos Adriazola y Carlos Arrizabalaga nos recuerdan, también, que Carlos Robles Rázuri recogió una serie de coplas de la sierra y de la costa, entre las que anotamos las siguientes:
Palomita cuculí,
dame la mano
para subir a tu nido
si anoche dormiste sola
ahora dormirás conmigo.

Ahora que vino el río
te puedo dar un abrazo,
porque el agua te ha quitado
el olor a gallinazo.