jueves, 24 de junio de 2010

MARIO FLORIAN, EL LIRICO GUERRERO

Mario Florián: el lírico guerrero *
JULIO YOVERA BALLONA
Lima, martes 22 de junio de 2010

Los poetas suelen vencer el tiempo.
Logran la eternidad gracias a su capacidad para abrir surcos de luz con su palabra.
La poesía tiene el don de la vida y se impone al silencio.
Libera el silbido de los pájaros.
Acaba con la parálisis.
Es la diosa que le otorga alas al viento.
La poesía es la ola que sacude a los ríos y lo hace caminar y cantar.
La poesía es caracol de colores, que despierta al mar.
Y lo hace mugir.
Además, cuando la poesía se gesta en el vientre de las piedras andinas
se hace flor de capulí,
canción de retama,
coro de orquídea
o se hace simplemente
ofertorio de choclos,
altar de papales
o paraguas de molle y de huarango.
La poesía es creación.
Creación de orfebre o alfarero.
Creación de poeta.
Poeta redentor de la palabra
Y redimido por la poesía.

El poeta auténtico es un guerrero portentoso.
Un arcano en el campo de batalla.
Un heraldo anunciador de tiempos nuevos..
El poeta es un ser mítico que se arroja a la batalla.
El Quijote es tal porque se hace poeta,
se transforma en rayo luminoso
y arremete contra los molinos de viento de la injusticia o la ignorancia.
El poeta tiene mucho de Quijote.
Pero, en nuestro caso, el poeta tiene de harawicus,
el aeda de nuestros pueblos ancestrales.
Es así como valoramos a Mario Florián, el poeta que creó belleza de la vida sencilla.
Para él la poesía no era más que la vida llevada al reino de la estética:
Solo un hombre del pueblo puede decir esto:
“Yo soy un pastorcito,
yo soy un buen pastor.
Hago salir de mi honda
Pedrusco volador”
Mario Florián fue también guerrero
Y lo fue porque llevaba en su alma magisterio.
Mario Florián fue maestro.
Creo pertinente detenerme en dos aspectos de su vida, que lo pintan como un hombre cabal, como un ciudadano honesto y como un maestro auténtico.
Actualmente los maestros vemos en los post grados una posibilidad de mejorar nuestro estatus académico y laboral.
Nos atrae la Maestría y el Doctorado pensando en que por esa vía nos alejamos del sueldo paupérrimo y miserable, el haber del marginado.
El maestro Mario Florián hizo un Doctorado en Historia, en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, y sin embargo no dejó de ser – por convicción- el docente de Literatura que acudía gozoso con su apostolado en el alma y con sus libros en las manos a su Colegio Bartolomé Herrera.
De esa vivencia nacen sus poemas dedicados a la educación, a los niños, a los maestros. Y es que como él lo decía, el maestro de escuela está en todos los espacios de la patria: en las punas, en los llanos y en las florestas verdes de la selva
Mario Florián fue poeta docente
Y combatiente. .
Cuando en la década del 70, el maestro se hizo
Conciencia y viento de rebeldía.
Puño y bandera de coraje.
Voz y plaza en multitud.
Ira y sangre derramada.
Masa y Horacio.
Entonces, el poeta Mario Florián se convirtió
En Verbo y en relámpago.
Y había que verlo.
Era un maestro con bondad de padre.
Hacía su labor de sutepista.
Y era digno de venerarlo al verlo
con su dignidad erguida.

Los maestros de Lima lo vieron porque estaba con ellos.
Los del interior lo sentíamos con nosotros.
aplaudiendo y luchando.
Eran los tiempos en que el SUTEP
Estaba con la inteligencia.
Y la inteligencia estaba con el SUTEP.
Eran los tiempos en que el maestro Ricardo Dolorier recibía medallas de perdigones en su cuerpo. De esa experiencia brotan como ira y ternura sus versos, siempre con olor de retama.
"Ser maestro en el Perú
Es una forma muy peligrosa de vivir.
Ser maestro en el Perú
Es una forma muy hermosa de morir"
A Mario Florián lo necesitamos con su ejemplo de maestro, con su coraje de hombre de pueblo, con su dignidad de combatiente.
Lo necesitamos con su poesía de río y de relámpago.

• Exposición realizada el jueves 17, en el Club Cultural de Huayllabamba de Lima Norte. Asistió invitado por Margot Palomino, alondra hecha canto.

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