miércoles, 31 de diciembre de 2008

LA MUERTE ANUNCIADA DE JEMU

Escribe: Raúl F. Moscol León
rafemole@yahoo.com

Jorge Eduardo Moscol Urbina, JEMU para todos, hace un buen tiempo ya no está con nosotros. Partió, en un viaje sin retorno, el 15 de abril, lejos de la patria chica, dejando un vacío, por ahora, difícil de llenar. Tenía 85 años cuando la señora muerte, que no respeta a nadie, le ganó la partida. Murió, como los jubilados de ayer, hoy y seguramente de mañana: sin nada en los bolsillos y abandonados a su propia suerte. No hubo una mano generosa que lo ayudara a seguir viviendo.
Y es que don Jorge, pese a que su primogénito es médico, no recibió la debida atención en el Hospital “Edgardo Rebagliatti” de Lima. Los colegas de su hijo Jorge Artemio, Premio Nacional de Medicina del 2002, se olvidaron de él. No le prestaron la ayuda que necesitaba para recuperar su salud y murió como un anónimo más. Nadie les dijo, de repente, que aquel hombre había publicado quince obras literarias en Piura, que era un conversador encantador y sobre todo, amigo a carta cabal.
-Esto creo que debe mencionarse para que no suceda con otros jubilados. Primero lo tuvieron botado en un pasillo durante horas por el trámite administrativo para admitirlo, pese haber estado hospitalizado en otro centro del propio Essalud y ser jubilado. Le pedían su boleta de pago de haberes actualizado y éstas, desde luego, estaban en Piura. Mientras discutía, buscaba amigos y colegas para que me ayuden a internarlo, el viejo estaba botado en un pasillo sin recibir atención.
Las palabras de Jorge Artemio Moscol Gonzales dicen mucho de los que juraron cuidar la salud de los demás y de la rabia contenida, al saber que la vida de su padre se iba consumiendo por la desidia e incomprensión de quienes estaban obligados de velar por el “Cronista de Piura”. Nunca, como en estos días de abril del 2002, Jemito -así lo llaman sus familiares más cercanos-, había sentido, en carne propia, el dolor de una muerte anunciada.
-Mi padre fue internado en el “Rebagliatti”, después de haber recibido una buena atención en “Angamos” y en el “Almenara”, porque hizo como complicación una hemorragia digestiva, posiblemente por el estrés de encontrarse en esa situación siendo él tan independiente... Después que se superó la hemorragia digestiva hicieron una consulta a urología, esta tenía más de una semana y el urólogo no respondía la interconsulta. Casi al final de los días de mi padre pude ubicar, como a las doce del medio día, al jefe del servicio de urología. Luego de presentarme como colega y contarle el problema de mi padre y decirle de la existencia de la interconsulta pendiente, el jefe muy solícito me dijo: “mañana sin falta lo veo”. Yo controlando la ira y las ganas de no solo putearlo, sino pegarle le dije: “doctor, creo que para mañana mi padre ya no va a estar con nosotros”. Sorprendido, me preguntó: “qué, tan mal está?”. Le respondí: “doctor debería verlo”. Ante mi cara de preocupación ofreció mandar a “alguien”.
Ese “alguien” nunca llegó y si lo hizo al día siguiente, encontró la cama vacía. Jorge Eduardo Moscol Urbina falleció faltando veinte minutos para las cero horas del 16 de abril. Un cáncer avanzado de vejiga doblegó las fuerzas de JEMU, que pese a la indiferencia de los médicos de Essalud, se mantuvo siempre de pie, como los algarrobos de nuestra tierra, esperando el momento sublime. Había nacido, según su partida de nacimiento, el 14 de junio de 1916.
37 años, 8 días y 4 horas en el Colegio Nacional “San Miguel”, plantel del cual nunca fue alumno, se jubiló en 1983. Empezó su labor educativa en 1946, cuando el centenario claustro funcionaba donde es hoy una de las sedes del Instituto Nacional de Cultura, en la calle Libertad y el doctor Guillermo Tapia Sáenz se desempeñaba como director.
JEMU cuando dejó las aulas, tenía 67 años de edad y el día de su adiós, fue ovacionado por todos aquellos que bebieron de su sapiencia, ya que “no sólo representa un récord en el diario trajinar con la tiza y la mota”, sino que además “es un reto para las diferentes generaciones de maestros que habrán de llegar a ese viejo y paradigmático claustro. Es Maestro de Maestros”, escribió en la revista “Epoca”, el profesor y literato Juan Antón y Galán.
Pero, pese a todo lo que hizo Jorge Eduardo por la juventud estudiosa de Piura, el sector que tanto amó y que en 1984 lo premió con las Palmas Magisteriales en el Grado de “Educador” le jugó una mala pasada en febrero del 2002, dos meses antes de su muerte. Le quitaron la bonificación de 100 soles por la distinción otorgada durante el gobierno del Arq. Fernando Belaúnde Terry.
La Dirección Regional de Educación de Piura a cargo, en aquel entonces, del profesor Santiago Araujo Salinas, resolvió suspender el pago que venía percibiendo el profesor Jorge Eduardo Moscol Urbina por bonificación de Palmas Magisteriales, a decir de la Resolución Directoral Regional No. 0466, porque no estaba “calendarizada y no contar, así mismo, con la respuesta al Oficio No. 630-2002-CTAR PIURA de fecha 08-02-2002”.
Jorge Eduardo Moscol Urbina murió sin saber si llego o no la respuesta y qué acuerdos tomaron sobre el pago de su bonificación en la Dirección Nacional de Presupuesto Público del MEF y en la ONP. Lo cierto es que su enfermedad y este nuevo “golpe” lo asimiló con estoicismo, pese a que el mísero sueldo de jubilado, que muchas veces le fue arrebatado por ladrones limeños, no le alcanzaba para nada. Hoy este derecho ha sido restablecido, pero ya es demasiado tarde.

8 comentarios:

  1. Al parecer la historia no hace sino confirmar algo: Los grandes hombres, siempre tienen el mismo destino, qué paradoja!

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  2. Espero que la historia no se repita.
    El año pasado , 29 docentes recibimos las Palmas Magisteriales . Muy contentos recibimos la resolución de pago ...pero, solo la resolución , parece que se olvidaron de la partida presupuestaria.

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  3. Así es colegas, eso no es que se olvidaron, eso es que nunca toman en consideración al maestro peruano, nunca hay presupuesto, lo mismo han hecho con los maestros activos, ya les salió la resolución del pago de 30% de preparación de clases, ahora a esperar sabrá Dios cuántos años.

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  4. Así es colegas, eso no es que se olvidaron, eso es que nunca toman en consideración al maestro peruano, nunca hay presupuesto, lo mismo han hecho con los maestros activos, ya les salió la resolución del pago de 30% de preparación de clases, ahora a esperar sabrá Dios cuántos años.

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  5. JEMU, representa la historia de la cultura piurana, en especial del bajo Piura. Dios le tenga a su lado, estimado JEMU.

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  6. Jemu es un gran escritor pero la vida es asi y se demuestra dejandonos sus bellasobras y entendible a la vez se observa el lenguaje de nuestro peru y que recuerde en su memoria gracias a jorge moscol urbina

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